martes, 16 de abril de 2019

Caperucita Roja es un clásico universal, y aunque prohíban su lectura, está instalado en la memoria colectiva como otros muchos cuentos clásicos, tanto es así que ni siquiera hace falta leerlos.  Todo el mundo sabe de qué trata Romeo y Julieta, o La Odisea, o El patito feo...Aun así es deseable que todos leamos a los clásicos porque son una parte esencial de nuestra cultura.




La Escuela Tàber de Barcelona no es de esta opinión. Ha censurado 200 títulos de cuentos infantiles al considerarlos tóxicos para los niños, por tratarse de cuentos, según la opinión de Anna Tutzò, una de las responsables del estudio, que fomentan valores sexistas y discriminatorios.

El hecho es que las bibliotecas no censuramos nada. En la biblioteca están disponibles para quien quiera todas las versiones de Caperucita Roja y muchos más cuentos clásicos y modernos, y de cualquier corriente ideológica. En nuestro catálogo hay de todo y para todos los gustos. De lo contrario no seríamos una institución democrática.
Hay que leer mucho más, señora Tutzò.

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